La niña ha dormido durante horas.
Su príncipe la ha salvado y ahora la lleva en un hermoso caballo, cabalgan de regreso al castillo donde está la reina angustiada por su desaparición.
Ella sonríe, sabe que apresar de tener al príncipe a su lado, si algo desea es abrazar y besar a su mami. De pronto unas cuantas lágrimas corren por una de las mejillas de la princesa.
Él príncipe se detiene para descasar, pues el camino de regreso es largo y pesado.
La princesa se desespera, nunca había tenido tantas ganas de abrazar a su madre, pero siempre después de sentir “esas ganas”, las lágrimas regresan a ella.
– ¿Estás bien princesa? –pregunta el príncipe con cierta preocupación.
–Sí, solamente que ya quiero estar en casa. ¡Necesito estar con mi madre, necesito abrazarla y decirle que la quiero! –la princesa limpia sus lágrimas e intenta de sonreír.
Montaron nuevamente y continuaron su camino.
La princesa no dejaba se pensar en la felicidad que sentiría al ver a su madre, Y aún más la que sentiría al abrazarla después de tanto tiempo.
Las lágrimas vuelven a brotar ahora sin que la princesa pueda contenerlas.
La niña despierta repentinamente.
Esta agitada y no para de llorar.
La niña se sienta en posición fetal.
Levanta la cara y limpia sus ojos. Se ve en el gran espejo que esta frente a su cama. Intenta sonreír.
¡Ya nada será igual!, la niña sigue estando sola. Por más que sueñe con princesas, nada hará que vuelva a ser igual ¡Nada la hará regresar!
Ella sabe que desde hace tiempo ella no está ni en sus sueños, sabe que se lastima.
A su alrededor todos intentan darle apoyo y cariño ¡Y si que le ayuda! Solo que en estos momentos se siente incomprensible ¿Y quién no? Si ya nada será igual…
Intentan consolarla diciendo “Lo siento”, si tan solo supieran cuánto odia que le digan eso.
Que por más que le digan, “Te entendemos”, “Tu puedes”, o el más común “Lo siento”. Nada la consuela, ya nada es igual y eso es lo que la tiene tan mal.
Sabe que por más que duerma, al despertar… nunca estará ¡Ya nada es, ni será igual!
Hoy después de tantos sueños, tantos príncipes y princesas, ilusiones y desilusiones, alegrías y tristezas...
Ya nada es, ni será igual.
Te extraño y donde quiera que estés ¡Te amo mamá!